Bar de la esquina de la ciudad
“No basta con ser joven. Es preciso estar borracho de juventud. Con todas sus consecuencias.”
Alejandro Casona
Nos vemos en el bar de siempre, al anochecer, en la calle de la ciudad, donde se ahogan las esperanzas de los habitantes de esta tierra.
Deseo contar esta historia, pero no dudo, que no va a ser muy leída. Tal vez porque la escribo en bares y en un lugar, donde nadie lee. Aquí nadie lee libros, la gente en este país, trabaja seis días y el séptimo acude al bar, a beber y a olvidar. Desde aquí, vemos la vida pasar.
En este país hay, al menos, un bar en cada pueblo, en cada esquina de cada calle, de cada ciudad. Aquí vayas donde vayas encontrarás un bar y una iglesia.
El mundo esta lleno de lugares donde perder el tiempo, donde celebrar la vida, porque de alguna manera beber, es celebrar la bendición de estar vivos. La sed de beber la vida es, la belleza de olvidar la razón. La ebriedad de tener sed es efímera y la lucidez del bebedor es efímera. En el vino hay poesía, ciertamente el vino es, poesía. No lleva a ninguna parte beber, pero tampoco ser abstemio, te libra de la tumba. La muerte es una enfermedad muy común.
Nadie comprenderá esta historia, si no ha probado el alcohol. Aunque el alcohol nos haga inteligentes, realmente nos hace más ciegos, en un mundo, donde los ciegos guían a los locos.
A este mundo lo que le hace falta es una copa de más, o de menos.
Nos vemos en el bar de siempre.
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Alejandro Mos Riera, 2019
Texto extraído del libro de relatos «Vivir en los cuentos» (La vida es cuento)