La hoja en blanco de una novela
“Lo peor es cuando has terminado un capítulo y la máquina de escribir no aplaude.”
Orson Welles
Es difícil de explicar con palabras algo que está tan ahondado en el silencio, en lo inexpresable. El hecho es que esa novela era más que una novela, era como millones de libros, porque entonces creía que cada lector leía un libro diferente, así como cada uno ver el mundo a su manera, cada uno lee un libro diferente, en fin, que hay tantos libros como lectores. Mi esposa me proveía siempre folios en blanco, en paquetes de 500. Durante meses pasé largas horas ante la hoja en blanco. Cuando un día conseguía escribir dos páginas, era un buen día, pero al cabo de tres días volvía de nuevo el bloqueo y destruía lo escrito. Era imposible de escribir este libro, ahora lo sé. Pero entonces, soñaba con escribir el libro más bello jamás escrito. Pero era incapaz de atravesar el río de los sueños y regresar con el libro escrito. Así que poco a poco fui desvelando las noches y durmiendo los días, para intentar atrapar mejor la historia, pero nunca despertaba con más de dos líneas inconexas, para terminar desechándolas días después.
Para mí, escribir era un acto de supervivencia, una expresión de la pura libertad del pensamiento y el arte de la palabra escrita.
Para escribir solo hay que tener algo que decir, pero yo, creía inventar una historia y al final escribía sobre la realidad. Escribo para vivir, para sobrevivir a la tragedia de estar vivo. Los escritores somos seres heridos, por eso inventamos otra realidad. Escribimos para explicar aquello que no podemos explicar sin escribir. La escritura es la pintura de la voz. Escribir es la manera más profunda de leer la vida.
Cada día escribo la historia invisible de esta hoja en blanco que nunca termino de escribir. Como todos los libros fueron escritos a partir de una hoja en blanco, y como todos los libros, está escrito para ser leído.
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Alejandro Mos Riera, 2019
Texto extraído del libro de relatos «Vivir en los cuentos» (La vida es cuento)
